«Hay otros mundos, pero están en este.»
H. G. Wells
El pasado viernes desayunamos de nuevo con noticias tristes. Como suele ser habitual una de ellas acaparó la mayoría de la atención: había fallecido uno de los iconos más importantes de la música. Aunque el hecho sucedió el miércoles, su familia no quiso hacerlo público hasta el jueves por la noche. Desde ese momento, sólo se habló del último adiós de Leonard Cohen. En Facebook, concretamente, el tema eclipsó cualquier otro sentimiento. De hecho, a través de los enlaces que, a modo de homenaje, compartían mis amigos, pude revisar toda su discografía.
Días antes, el mismo muro de Facebook estaba plagado de chistes y comentarios de enfado y rechazo hacía el triunfo de Donald Trump. Hoy, sólo veo fotos de la súper luna del pasado lunes. Una súper luna que no ha brillado tanto desde 1948, y no lo hará otra vez igual hasta el invierno de 2036.
El mismo día que murió Leonard, también lo hizo uno de los dramaturgos más importantes de nuestro país. Sólo ví un minuto y medio de noticias en la tele al respecto, y un post en Facebook enlazando al artículo de un periódico nacional. Francisco Nieva, dramaturgo, escenógrafo, director de escena, (de ópera, zarzuela y ballet), narrador, ensayista y dibujante, fallecía el jueves en Madrid a sus 91 años. Ningún miembro de mi entorno se hacía eco de aquella noticia. ¿O quizá sí?
Luego está lo de la súper luna. Algunos no se han enterado, pero sí saben muy bien que el Real Madrid lleva sin perder un partido desde el 27 de febrero. Y esto lo sé porque me he puesto a buscar información sobre algún tema que no me interese y que no comparta con mi entorno social, como es el fútbol. Desde luego es una hazaña de la que no tenía información.
Es curioso ver cómo nos comportamos socialmente, qué intereses comunes tenemos dentro del entorno en el que nos movemos, y cómo la conjunción de ambos se traduce en lo que llamamos «realidad». Cuándo tan sólo es la realidad de nuestro entorno, pero existen muchas más. Hay otros mundos, pero están en este. No estoy hablando de realidades paralelas de ciencia ficción, como tampoco lo hacía H. G. Wells. Esto no es Matrix, ni nuestra realidad es la única.
¿Qué te mueve?. ¿Qué te interesa?. ¿Tus inquietudes son tuyas o de tu entorno?. ¿Por qué no hacemos un ejercicio interior y buscamos nuestras propias pasiones?. ¿Por qué no las compartimos con los demás animándoles a que ellos hagan lo mismo?. No debemos permitir que el borreguismo nos arrastre al desinterés, las lecturas rápidas, la falta de sentido crítico, y las conclusiones argumentadas por otros. Permitámonos tener una vida secreta, y atrevámonos a mezclarla con la del entorno; la del tuyo, la del suyo, y la del resto del mundo.
Mientras tanto, escuchemos música, posiblemente una de las pocas cosas realmente comunes a todos.