Con la irrupción de la tecnología digital, la realización de películas cinematográficas hoy en día está al alcance de casi todo el mundo. No es necesario, como antaño, gastar todo tu patrimonio para llevar a la pantalla tus historias. La mayoría de cámaras fotográficas digitales tienen funcionalidades de vídeo con suficiente calidad para exhibirse en pantalla grande. ¡Qué diantres! Incluso con un móvil decente puedes hacer tu obra maestra.
El «cine de guerrilla», como dicen los anglosajones, es ya una subcultura asentada en nuestro panorama cinematográfico contemporáneo. Por supuesto, la historia de la cinematografía no está exenta de ejemplos de visionarios que sacaron adelante sus proyectos con escasos o nulos recursos. El hecho de rodar con pocos medios, con un equipo técnico y humano esquelético, a menudo rodando en lugares sin permiso, constituye una táctica seguida desde hace ya algún tiempo por algunos visionarios.
El primer nombre que salta a la cabeza sería, sin duda, Ed Wood, que encarna perfectamente esas tácticas guerrilleras para hacer cine. Os recomendamos la excelente película de Tim Burton para conocer más a este personaje. Más tarde, en los años 70, en plena época del «Blaxploitation», Melvin Van Peebles realizó su película más famosa en los círculos underground, Sweet Sweetback’s Baadasssss Song. Por último, y por citar dos nombres más contemporáneos, John Waters y Robert Rodríguez parieron sus primeras películas con presupuestos, digamos, escasos.
Cámaras digitales
El mérito de todos estos cineastas es indiscutible. La dificultades técnicas de rodar en película cinematográfica son evidentes, desde un punto de vista económico, a no ser que tuvieras el respaldo de un productor o estudio. Hoy en día, con la proliferación de cámaras de foto-vídeo digitales el medio se ha democratizado. Incluso los grandes estudios utilizan la Canon 5D para rodar algunas tomas por su comodidad de manejo frente a las grandes y pesadas cámaras de cine, ya sean analógicas o digitales. Hay series enteras grabadas con cámaras de fotos que tienen vídeo. En algunos capítulos de Dexter, por ejemplo, se utilizó casi exclusivamente una Nikon D800. Vamos, que si los profesionales del medio lo utilizan será por algo. Ya no existe la escusa de que no se puede tener un producto visual de factura profesional sin gastarse una millonada en el intento.
En la última década hemos sido testigo de una explosión de estas cámaras para la grabación de películas. En 2013, Shane Carruth asombró a todo el mundo cuando realizó su película Upstream Color enteramente con una Panasonic GH2 modificada. La calidad era prácticamente indistinguible en relación con una cámara de cine profesional. Incluso hay ejemplos de largometrajes filmados con un Iphone que sorprenden por su calidad: Tangerine. Y, en Youtube, haciendo una sencilla búsqueda puedes encontrar infinidad de cortos y películas grabadas con estos dispositivos que poseen un look profesional. Naturalmente, el cine no solo requiere de cámaras. También hace falta equipo humano, decorados, iluminación, etc. Pero si tienes una cámara digital y un ordenador decentes tienes más de medio camino andado. El resto depende de tu creatividad y tu habilidad para encontrar los recursos necesarios. Ya sabes, las limitaciones hacen volar la imaginación, o eso dicen.
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