Si se hiciese una búsqueda del término «urbex» en cualquier red social fotográfica, el lector se encontrará ante millones de fotos de lugares abandonados de todo tipo, así como una comunidad en expansión que refleja una tendencia en alza. Pero, ¿de qué se trata?
Exploración urbana
Podríamos definir la exploración urbana o urbex como la investigación sobre el terreno de zonas alejadas de los núcleos urbanos, zonas industriales, o abandonadas; su motivación radica en un extraño placer por la decadencia y la adrenalina del peligro añadido de este tipo de exploraciones.
Es lógico pensar que la fotografía entre en juego, pues su capacidad obvia de documentación atestiguaría cada incursión, sería la prueba del «yo estuve allí». Eso a un nivel superficial. Subyace en su fondo, sin embargo, un cariz poético a todas estas fotos, una poesía de las exequias de una defunción cultural. Se asemejaría a viajar al futuro maldito de un pasado idealizado y dar fe de su defunción histórica retratando sus espacios y objetos con la precisión clínica de una autopsia.
Se hace difícil establecer figuras importantes en este tipo de fotografía. La mayoría de fotógrafos que realizan incursiones prefieren esconderse detrás de seudónimos de instagram o flickr. El anonimato y la discreción son facultades apreciadas dentro del mundo de esta subcultura que tiene sus propios códigos.
Dentro de esta subcultura, cualquier espacio abandonado es bueno para realizar este «turismo industrial» : iglesias, fábricas, hospitales, estaciones de metro, oficinas, etc, todas ofrecen posibilidades para estudiar su efecto, digamos, «psicogeográfico» y perderse en lo que los situacionistas llamaban «deriva».
Esta fascinación por lo industrial ha estado presente desde hace tiempo. A finales de los 70 el movimiento de música industrial entró con fuerza en los medios con grupos como Thobbing Gristle, Coil, Current 93. En la URSS el gusto por la estética de lo abandonado cobró fuerza con la película de Tarkovski Stalker. Es curioso que tiempo después los exploradores urbanos se llamen a sí mismos stalkers.
En fin, si quieres adentrarte en este tipo de incursiones fotográficas, hay muchísima literatura por internet, así como numerosos foros para sopesar, evaluar, investigar y acometer estas infiltraciones en tu propia ciudad. Como dicen los que practican urbex: «Toma solo fotografías, deja solo huellas».