Embarcarse en un proyecto fotográfico es algo que todo fotógrafo, sea profesional o amateur avanzado, debería probar al menos una vez. Puede ser un viaje extenuante y que desafiará nuestra paciencia, pero al final tiene recompensas que no tendríamos si nos limitásemos a hacer fotografías «sueltas».
Hoy en día, con aplicaciones como Flickr, Instagram o 500px, se hace demasiado hincapié, a mi parecer, en el valor de la imagen «individual». Poco se habla de la realización de proyectos fotográficos como medio para crecer como fotógrafos, seas profesional o no. Realizar un proyecto es todo un viaje personal.
Cómo empezar un proyecto fotográfico personal
Una de las preguntas que nos asolarán al comienzo será: ¿por dónde empiezo? Hace unas semanas os hablamos en un post de una carta de Sergio Larrain a su sobrino con consejos para aspirantes a fotógrafos. Pues bien, en esa carta el fotógrafo chileno nos da una clave fundamental: fotografiar lo que nos apasione, lo que nos mueva el alma.
No es necesario establecer una estructura conceptual o teórica previa de lo que vayamos a realizar. La cuestión es tirar fotos, muchas. Robert Frank, para su proyecto «The Americans», tiró más de 3.000 fotos. Cuando hayamos acumulado una cantidad respetable de fotos, cuantas más mejor, llegará la hora de la edición, esa gran olvidada de la fotografía.
En el trabajo del fotógrafo se le da mucha importancia a la toma y poca a la edición, que es cuando un trabajo toma forma. En la edición, empezaremos a ver patrones, temas y sujetos que se repiten. Ahí puede haber el germen de un proyecto.
Otras ideas para empezar un proyecto fotográfico
Una imagen individual puede ser muy potente, al igual que un poema. Pero si unes esa imagen a otras imágenes para contar una historia, la fotografía toma una carácter narrativo como si fuera una novela y sus capacidades expresivas aumentan. Échale un vistazo, por ejemplo, a «Exiles» de Josef Koudelka.
Si no sabes por dónde empezar, puedes comenzar con ideas simples: fotografía solo una ciudad, un barrio, un lugar especial para ti (incluso tu propia casa vale); utiliza solo un recurso compositivo (líneas, curvas, círculos, triángulos…); o cíñete únicamente a fotografiar un sujeto (perros, niños, ancianos, familia, una persona concreta…)
En fin, cuando te embarques en un proyecto, hazlo con la ilusión e ingenuidad de un niño. Fotografía lo que te apasione y el resto, con suerte, vendrá solo.
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