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«Alicante tiene tres cosas, que en España son muy famosas. Son sus playas, son sus palmeras, y es el Hércules campeón», dice el himno del Club de fútbol local. ¡Vamos, hombre, no fastidies!. Se dice de los alicantinos que somos falsos, traicioneros, borrachos y finos. Negarlo, les daría la razón. Pero al final, casi todos vuelven. ¿Será por sus playas, o por sus palmeras? ¿Qué tiene esta ciudad que huele a pis y a cucarachas, y que nos vuelve locos? Es una ciudad con bares que llevan abiertos y funcionando más de cuarenta años, pared con pared con otros bares que cada año cambian de dueño, de nombre, de ambiente, o cierran definitivamente. Desde luego, si algo es Alicante, es contraste y mezcla. A lo largo de la historia hemos sido invadidos por todos y cada uno de los pueblos mediterráneos. ¿Quizá de ahí la falta de identidad? ¿O quizá de ahí su autenticidad?

El domingo pasado me dí un paseo por el barrio Santa Cruz de buena mañana. En una esquina me encontré con un jazmín enorme que cubría toda la fachada de una casita. Le hice una foto y se la envié a mi madre. Me llamó enseguida y estuvimos hablando de lo qué nos gusta ver estas cosas cuando estamos por ahí, en otros lugares, de vacaciones, y la poca importancia que le damos cuando es en nuestra propia ciudad. Y es verdad. Hay elementos con los que los turistas flipan, pero que para nosotros ya forman parte del paisaje y las obviamos.

Jazmín cubriendo una fachada del barrio Santa Cruz
Jazmín cubriendo una fachada del barrio Santa Cruz

Por eso, os propongo un juego. ¡Hagamos el turista en nuestra ciudad! Da igual que lo hagamos camino del trabajo, o cuando salgamos a comprar pan. Levantad las cabezas, disfrutad del azul del cielo, de los balcones con flores, de los edificios emblemáticos, de los pequeños rincones. Vivimos en el Caribe mediterráneo, queridos, y tenemos el deber moral de disfrutarlo. Aunque no estemos de vacaciones, podemos hacer un trabajo mental y tomarnos pequeños minutos de relax cuando estemos caminando por la calle. Os prometo que así, el día a día, se hace más llevadero.

¿Habéis subido al monte Tossal? Todavía hay quien lleva años viviendo en Alicante y no sabe que tenemos una zona ajardinada, con caminos para correr, pasear, y explanadas de césped para sentarse bajo un árbol a leer. ¿Y las buganvillas de la Plaza de los hermanos Pascual? Cuando están el flor, son un espectáculo perfectamente enmarcado por edificios restaurados creando un contraste maravilloso de colores.

Estamos tan cansados de saber que tenemos la Explanada, el Puerto, el Castillo de Santa Bárbara, el de San Fernando, el edificio de la Lonja, el MARQ, y el Barrio, que nos olvidamos que todos esos elementos, que junto el mar, y los cinco mil rincones que nos pasan desapercibidos, convierten a nuestra ciudad en el destino favorito de miles de turistas. ¿Por qué ellos son capaces de gozar como fieras, y nosotros no? ¿De verdad que no te gusta tu ciudad? ¿O quizá es que no la miras con buenos ojos? ¡Venga va! A la calle todo el mundo. Ponte el disfraz de turista por Venecia, y sal a pasear.

En serio te lo digo, ¡haz el turista! Y de paso, llévate la cámara contigo. Y si no tienes cámara, todos tenemos móvil, ¿verdad?. No hay excusa. Desde este Mistolabis te invito a que nos envíes tus fotos más turísticas de Alicante. Prueba a imaginar que estás de vacaciones en otra ciudad, abstráete del «alicantinismo» y redescubre tu barrio, sea cuál sea. Y si no sabes por dónde empezar, aquí va una sugerencia. El Convento de las Agustinas, en el barrio, tiene una historia muy curiosa acerca de una de sus puertas. En algún momento del pasado, las monjas encargaron a un artista sevillano la decoración de la puerta con un grabado de la Santa Faz. Cuando terminó, las monjas pensaron que la puerta quedaba un poco sosa, y le ofrecieron al artista que pusiera un motivo en la parte superior con algo que al él le produjera mucha devoción. El señor, muy sevillano, y muy cachondo también, ni corto ni perezoso le hechó dos narices al asunto, y se marcó el escudo de su amado Betis. Y ahí queda, para la posteridad.

Puerta del Convento de las Agustinas, en el casco viejo.
Puerta del Convento de las Agustinas, en el casco viejo.

Alicante mola. ¿Lo descubres conmigo?

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