En la época franquista la censura visual estaba a la orden del día, tanto que constan más de 50.000 expedientes abiertos por la censura de carteles publicitarias, largometrajes, cuñas radiofónicas… lo «solucionaban» poniéndose creativos y experimentando con con el color o la forma de las prendas, según decían, «para adecuarlos a los gustos de la sociedad española». Había mucho celo en que los materiales que iban a ser exhibidos tuvieran influencias negativas para la religión, la política, el ejército, la prostitución, el divorcio o el adulterio.
Películas como Psicosis, Con faldas y a lo loco y Desayuno con diamantes tampoco se libraron de la ridícula cesura.
Su fin llegaría con Adolfo Suárez, quien decretó una ley en 1977 que abolía la censura.
No se salvó ni el pato Donald, el cual en un capítulo aparecía con el puño en alto y lo censuraron por si parecido al saludo comunista.