Buenos y lluviosos días a todos,
En esta segunda parte de la entrada dedicada al joven pero preparado festival internacional PhotoAlicante damos un salto a la obra de Leónidas Spinelli; nacido en Buenos Aires en 1977 y residente en España desde hace años, quién además de hacerse cargo del PhotoAlicante también imparte clases en la Universidad Miguel Hernández de Elche y es presidente asimismo de la ASAIC “Asociación de Autores Independientes Contemporáneos. A petición de una servidora durante esta charla el artista hablará en calidad de fotógrafo sobre su propia obra. Un fotógrafo con un estilo muy personal. Su última creación llamada “Broken Promise” (Promesa Rota) y formada por una serie de veinte composiciones fotográficas se pudo ver durante el pasado mes de febrero en la sede de Mistos y es definida por su autor como una road-movie constante donde se van sucediendo diferentes episodios”.
Spinelli le gusta integrar dentro de la narrativa de su obra su propio mensaje de modo que resulte confuso para el espectador, llevando el interés de un punto al otro de la imagen. Para Leónidas está claro, las intervenciones que realiza en su propia obra no tienen nada que ver con la intervención sobre el territorio que nace de la disposición de la obra de Fittipaldi sobre los muros del teatro. El discurso artístico difiere del suyo aunque permanece como lazo entre ambas intervenciones la intención de aportar algo más al espectador acerca de la obra; otra perspectiva. Leónidas interviene en su propia obra y a la pregunta de si estas intervenciones son fruto de una cuidada planificación responde: “No existe ningún proceso de realización en mis intervenciones en la obra, nada establecido de antemano. Me interesa primero el vínculo con la imagen a través de la fotografía, me interesa el desarrollo narrativo por encima de todo y como una imagen no vale más que mil palabras, ni lo ha valido nunca me encuentro con que necesito contar en vivo las sensaciones jugando así con las imágenes y la intervención escrita”.
Mediante este dialéctica ambivalente entre su narración fotográfica y sus intervenciones Spinelli trata de poner a prueba una especie de “veracidad fotográfica” que, en opinión del creador está demasiado instaurada en el inconsciente colectivo que siempre anda buscando la verdad en la imagen fotográfica cuando en realidad nunca existe la verdad tal cual en una fotografía, siempre requiere del filtro perspectivo del espectador.
Leónidas nos cuenta historias, historias íntimas en las que hay parte cierta y parte que no lo es y los mensajes que las acompañan buscan acentuar dicha incertidumbre. Interpretar y esperar la re-interpretación de lo interpretado, esa es parte de la esencia del trabajo de Spinelli. Algo fundamental en la creación artística de Spinelli es el hecho de estructurar sus trabajos como un viaje interior de modo que sus series no las abre y las cierra en un periodo cronológico definido sino que deja que las imágenes aparezcan y cobren fuerza a través del tiempo.
A Leónidas le atrae desde siempre el concepto de “marginalidad ideológica”, concepto ya elaborado y extendido a lo largo de su tesis doctoral “El ruido y la furia: La fotografía como modelo discursivo, estético e ideológico en los entornos juveniles marginales”. No se trata de hablar acerca de la marginalidad social o económica sino más bien de la marginalidad ideológica, de ese momento de la juventud en que uno se coloca fuera de lo establecido y cursa una batalla continua contra no se sabe muy bien qué. Y Leónidas trata este concepto desde la añoranza de una etapa pasada, no forzosamente mejor que la actual pero sí inevitablemente una etapa en la que uno era otro y ya no volverá. Y ese peso, esa carga consciente la traslada a su obra íntima y oscura como su visión del mundo. Leónidas dice no esperar un acuerdo del espectador con su obra ya que parte de su trabajo se basa en crear un posicionamiento en el espectador; ya sea el del completo acuerdo con su discurso ya sea el del no entendimiento. Y si su visión es oscura que así sea porque según el director del Photoalicante el arte, como la vida, a veces es oscuro y como ya proclamaba Goya: “El sueño de la razón produce monstruos”
No quería quedarme sin preguntarle a Leónidas sobre el papel que tiene su juego con el movimiento y el desenfoque en su serie de Broken Promise. Y una vez más me equivoqué (para eso sirve también hablar, no pasa nada) La técnica fotográfica en Broken Promise está supeditada completamente al servicio del mensaje, de la sensación que el autor desea transmitir y por lo tanto el barrido, el desenfoque de movimiento se convierte en una herramienta encontrada y casual en ese juego que plantea Leónidas acerca de la confusión, de la identidad y reconstrucción de los personajes, de lo que es y al mismo tiempo no es. El movimiento se convierte por lo tanto una herramienta que surge naturalmente, sin ser prevista como imprescindible.
Para finalizar esta entrevista en formato charla nos cuenta Leónidas que en este momento su trabajo está centrado más bien en la labor como director artístico del festival PhotoAlicante y la gestión artística y cultural (labor que buena falta hace por estas lindes). Le deseamos un feliz desarrollo de sus proyectos y esperamos que pronto nos vuelva a deleitar con otra serie tan personal, rebelde y anticonvencional como Broken Promise.
En el caso de la gallega María Moldes, psicóloga y creadora nacida en Portonovo en el año 1974, el movimiento sí que resulta imprescindible en su obra pero a diferencia de Leónidas y Mercedes es ella misma la que se mueve ya que su trabajo lo articula (y así le gusta definirlo a María) como una caza del sujeto. María sigue a la presa que llama su atención hasta lograr capturar el plano deseado sin que ella lo perciba siquiera. En un habilidoso juego de estrategia Moldes busca captar el gesto, el estilo y la estética de la persona. Las personas que fotografía sin embargo permanecen estáticas y a poder ser aisladas en el espacio del resto del mundo.
La obra de María (que ya ha obtenido reconocimiento en medio mundo) ha sido recientemente seleccionada para aparecer en la primera edición impresa de Instagram “Out of the phone”. Y es que María Moldes comenzó sus series sobre gente mayor en el levante español al estilo tradicional, cámara réflex en mano hasta que se dio cuenta de que solamente el dispositivo móvil le ofrecía la oportunidad de pasar desapercibida mientras buscaba esos momentos tan únicos como personales que nos ofrece en sus imágenes. Dos de sus series de fotografías han causado furor: “Escenas de la vida radioactiva”; serie tomada en las calurosas y concurridas playas de Benidorm que la artista expuso en Mistos entre diciembre del año pasado y enero del 2015 y “GammaCity” de nuevo una serie de imágenes de fotografía urbana en las que la artista visual (así le gusta a ella denominarse) capta lo más kitsch de nuestra bien poblada tercera edad. GammaCity se puede disfrutar en el marco del festival PhotoAlicante en la sala Parking Gallery de Alicante.
Personalmente me llama la atención de la obra de María el hecho de que la vejez sea su objetivo. Me reconforta de alguna manera que haya artistas que se esfuercen por retratar esa etapa olvidada de nuestras vidas, durante la cual el ser humano parece relegado a un papel más que secundario en el que su vida carece de ningún atractivo. Y María reconoce que en su mirada sobre la vejez española hay una cierta necesidad de darle la vuelta en su mente a una especie de visión grotesca que la misma le despierta desde hace tiempo. Se trata, en palabras de la creadora de algo inevitable “En España me parece inevitable no ver la vejez. Es un país muy envejecido. Y es absurdo por ese motivo que no hablemos de la vejez. Si hago fotografía a la gente mayor es simplemente por eso”. María Moldes reconoce que fue especialmente al establecerse en Alicante cuando la contemplación de tanta gente de avanzada edad por la calle le empezó a deprimir. Y fue esta sensación deprimente que le causaba el verse rodeada de tanta tercera edad lo que la motivó a crear en una suerte de rebelión contra la inactividad y la decadencia. Así decidió “aliarse con el enemigo”, como ella misma arguye. Y de tanto aliarse con ellos, ahora la gente mayor ya le gusta a María. Su táctica para darle la vuelta a la tortilla ha sido imaginar a esas personas que le llamaban la atención debido a algún rasgo grotesco en su indumentaria, estética o gesto protagonistas de otro escenario como podría ser una película de Pedro Almodóvar o una obra de ciencia ficción. Y en este proceso Moldes afianza la teoría de que el arte no solo se hace para el espectador, sino que es primeramente al propio artista a quien le sirve de catarsis canalizadora de sus propias aversiones y miedos. Y es que llega a decir María que, de tanto observar personas mayores ha llegado a captar cierto rejuvenecimiento en sus personas.
Tras bromear con María sobre cómo será la imagen que dará al mundo nuestra generación en su futura vejez concluye la autora que no le importaría que diésemos una imagen estrambótica mientras refleje vitalidad y energía y despierte en los jóvenes la curiosidad por conocerla. Es un deseo bien bonito este de María que comparto plenamente.
Y como la charla iba llegando a su fin no me quería despedir sin que cada uno de nuestros tres artistas invitados; Mercedes Fittipaldi, Leónidas Spinelli y María Moldes nos hicieran una recomendación personal acerca de un fotógrafo contemporáneo que les atraiga especialmente (por su trabajo, obviamente). Mercedes; quien está preparando en estos momentos (entre otros trabajos que toma y retoma a lo largo del tiempo) un próximo trabajo basado en una serie de retratos a mujeres, declara su debilidad por una fotógrafa que aunque ya pasó a mejor vida (o no) considera una de las mejores captadoras de imágenes que existió; Margaret Cameron.
Leónidas Spinelli por su parte nos sugiere visionar la obra de Alberto Feijóo y su proceso de trabajo conceptual a través del cual y más allá de aspectos formales como el encuadre y la luz busca dar relevancia a otros aspectos menos manidos del arte fotográfico.
María Moldes por su parte reconoce (esta vez si en forma obsesiva) su gusto por una artista americana llamada Alex Prager, dedicada no solo al formato de imagen fotográfica sino también al video (rama visual por el que la artista gallega se muestra también entusiasmada)
Y hasta aquí y dejando inevitablemente algunas cosas que la larga charla con estos tres grandes de la imagen me ha deparado (y que me guardo de forma egoísta para mí) esta segunda parte de la entrada al blog de Mistos dedicada a nuestro nuevo y flagrante festival PhotoAlicante. ¡Larga vida a estos creadores y al maravilloso mundo de la fotografía!
Una semana más desde un lugar escondidamente cercano a Mistos.
Candela Zarútina.